viernes, 19 de diciembre de 2008

Mucho más que un corte de ruta

En enero la ciudad entrerriana se despierta a ritmo de batucada, demostrando que además ser un icono de la lucha ambientalista y contra las retenciones móviles es el escenario del carnaval más importante del país.

Por Carolina Molina


Llega el verano y en la ciudad de Gualeguaychú se enciende la alegría. Este 2009 despertarán el embrujo del carnaval, tres de las cinco comparsas más importantes y reconocidas del país, ellas son Mari Marí, Kamarr y Papelitos. La fiesta, que comienza el 3 de enero, se extenderá durante todos los sábados del verano y finalizará el primer fin de semana de marzo.


Esta ciudad que se convirtió en un emblema carnavalero, por ofrecer uno de los espectáculos más grandes del mundo, es en la actualidad un símbolo de referencia para la lucha popular. Es Gualeguaychú el lugar donde un pueblo entero salió a la ruta para defender sus derechos. El detonante de la movilización masiva fue el conflicto de las papeleras, seguido por los cortes de los ruralistas en rechazo a la Resolución Nº 125. Ambos supieron sacarle provecho al festejo veraniego a la hora de difundir sus reclamos. El reconocimiento nacional, turístico y mediático convirtió al corsódromo en una indispensable caja de resonancia.


Desde que comenzó el conflicto con las pasteras, el carnaval del país cedió espacios a la asamblea ambientalista para que repartiera folletería explicando el daño que causaría la instalación de Botnia en las costas del Río Uruguay. ¿Sucederá lo mismo con la protesta de los ruralistas y su carismático referente Alfredo De Angeli?


Un espectáculo rentable


Desde la primavera, la ciudad se empieza a poner a tono con el carnaval, con preparativos a nivel comunal y familiar. Gran cantidad de familias acondicionan departamentos y casas a la espera de los miles de turistas, que se acercarán para disfrutar del ritmo que destilan las comparsas. Este espectáculo genera una enorme renta comercial que significa una fuente de ingresos extras para los habitantes, que durante el año se desempeñan en otras actividades.


Playas, calles, hoteles desbordados, es lo que trastoca el ambiente y le da otro clima a la tranquila Gualeguaychú. Los viernes comienza la gran circulación de turistas que esperan el sábado para acudir al corso. Durante el día, los visitantes acuden al Balneario Ñandubaysal ubicado sobre el río Uruguay o a las playas del río Gualeguaychú y, cuando el sol comienza a bajar, entrada la tardecita, empiezan las tradicionales rondas de mate en la centenaria costanera.


Cuando llega la noche del sábado, la gente acude a las tribunas esperando que la voz del corsódromo dé la bienvenida a la gran fiesta. Este enorme recinto, que puede albergar hasta 40 mil espectadores, enmudece a cualquiera que lo observe por unos instantes.


Todo es alegría y diversión esa noche ya que, al traspasar las puertas, los problemas y las tristezas se apartan para dar lugar a la algarabía. Es la magia que produce el carnaval con sus colores, la que penetra en los corazones y deja de lado las penas.


Hasta las dos o tres de la mañana, se deja escuchar el sonido de los tambores repicar. Si bien sólo en esas horas se podrá ver a los integrantes bailar con sus grandiosos trajes, el clima carnavalesco continúa presente durante la semana.


Foto:

www.surdigital.biz/gualeguaychu.jpg

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