viernes, 19 de diciembre de 2008

Editorial

¿Quién no jugó alguna vez al carnaval, con bombitas de agua o a baldazo limpio? ¿Quién no se disfrazó de superheroe o superheroína, de vedette o policía, de cura o bailarina clásica? Estas prácticas y muchas otras tienen su fiesta específica, su momento de gloria en el almanaque.

Pero cada fiesta tiene sus aguafiestas, y en nuestro país fue la dictadura quien se ensañó con los feriados de carnaval que regían en todo el territorio nacional y los eliminó, al igual que a otros feriados, para que el pueblo dejara de lado tanto festejo y se pusiera a trabajar, como correspondía a un país derecho y humano.

Llegaron las democracias y los feriados nunca regresaron, pero a pesar de todo la fiesta popular nunca se apagó. Las tradiciones no se destruyen por decreto y los pueblos no se olvidan tan facilmente de esa fiesta en la que todos participan, compartiendo sus alegrías y tristezas, intercambiando roles y dejando de lado las represiones cotidianas.

Esta revista digital se propone narrar y analizar las historias pasadas y presentes, reales e imaginarias que constituyen eso que llamamos carnaval, para que sus pasiones, tradiciones e incluso contradicciones no queden sepultadas en el baúl de los recuerdos y sigan llenando de vida el espacio público, al menos una vez al año. Esta fiesta es cosa seria, aunque suene contradictorio, démosle nuevamente la oportunidad de recuperar el protagonismo que han intentado quitarle.

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